
El 15 de noviembre se cumplieron 71 años de la salida al aire de Radio Caracas Televisión (RCTV), la cadena de televisión venezolana creada por la familia Phelps, que sirvió de referente esencial para la cultura venezolana del siglo XX. La señal de RCTV se consolidó por décadas como una de las ventanas más importantes para el entretenimiento y la información dentro y fuera de Venezuela. Fue a su vez un referente imprescindible en la construcción de la venezolanidad en el siglo XX. A su vez, la exportación de sus telenovelas y series permitió consolidar una imagen del país en el exterior, en la que lo “venezolano” era asociado a la belleza, al glamour, y en especial al melodrama.
Al igual que la cadena rival, Venevisión, RCTV asoció su identidad de marca con la noción de venezolanidad en un proceso que tomó varias décadas. Por eso no extraña que su salida del aire haya representado un trauma para una sociedad como la venezolana inmersa en fuertes transformaciones tras la ascensión de Hugo Chávez a la presidencia en 1998. El aniversario de Radio Caracas ha servido de excusa para este trabajo, un análisis, dividido en tres partes, en el que se enmarca brevemente la historia de la televisión venezolana, sus orígenes y su asociación con la idea de Venezuela.
La cultura y la venezolanidad
La venezolanidad es una noción más bien reciente. Fue forjada en el siglo XIX por la élite criolla tras la emancipación de España y la separación de la provincia de Venezuela del proyecto colombiano en 1830. Para la época, la noción de nacionalidad tal como la conocemos en el presente no era corriente: los primeros venezolanos lejos de identificarse con la idea de la nación venezolana sentían filiación por sus ciudades, pueblos o regiones. Este proceso de invención de la venezolanidad ha sido –– y continúa siendo –– un proceso de cocreación gradual y nunca lineal, en el que han intervenido las distintas ideologías que han dado forma al Estado venezolano.
La cultura en forma de la literatura jugó un rol crucial en la construcción de la idea de Venezuela entre las élites ilustradas del siglo XIX. Esto continuó con fuerza durante el siglo XX, con el surgimiento de grandes novelistas y ensayistas venezolanos, como Teresa de la Parra, Arturo Uslar Pietri, o Rómulo Gallegos. Sin embargo, los hombres comunes, iletrados en su gran mayoría, no eran partícipes de esta cocreación, ni política ni culturalmente. Con la llegada del siglo XX y de los medios de comunicación de masas al país, se hicieron numerosos esfuerzos por consolidar representaciones de lo nacional en el cine, la radio y la televisión. Sin embargo, a diferencia de Argentina o México, cuyas cinematografías ya narraban y exportaban sus culturas nacionales con gran éxito, en Venezuela, el proceso de masificación de lo nacional a través de los medios tomó un rumbo en el que la televisión fue definitiva.
La televisión y la venezolanidad
Para avanzar en este análisis es preciso contextualizar el momento de la llegada de la televisión a Venezuela. Estamos a mediados de siglo XX, no existe la Internet, ni la televisión por cable, ni los dispositivos móviles. Es un tiempo en el que la televisión es una tecnología en desarrollo. Si bien para la época la televisión ha logrado consolidarse en los Estados Unidos, el éxito de su implementación en Venezuela no solo dependía de las empresas emisoras, encargadas de garantizar que la señal llegara correctamente a los telespectadores, sino también de la popularización de televisores, cuyos altos precios representaban un desafío. La modernización de la sociedad venezolana pasaba por la definitiva transformación de una Venezuela rural a la moderna, prometida tanto por la dictadura perezjimenista como por los posteriores gobiernos de la democracia representativa. Y en ello la masificación de la tecnología jugaba un papel crucial.
La televisión llega al país en 1952 de la mano del jefe del Estado venezolano para la época, Marcos Pérez Jiménez, quien inaugura en noviembre de dicho año la Televisora Nacional, canal 5, primer canal de televisión estatal de Venezuela. El interés del líder de la dictadura por este nuevo medio de comunicación revela el enorme alcance que la llegada de la televisión prometía para la nación y el mundo. Esto a pesar de que la expansión de su alcance a nivel nacional prometía ser gradual y llena de dificultades. Como dato curioso, resulta particular que otro gobierno dictatorial, desde Bogotá inauguraría en 1954 la televisión en Colombia.

Aun así, la televisión comenzó a crecer en Venezuela con celeridad: en 1953 se incorporan nuevas señales de carácter privado: Televisa en el canal 4, Radio Caracas Televisión en el canal 7, así como otras señales en el interior del país. En los años sesenta Televisa fue rebautizada como Venevisión cuando la familia Cisneros se hizo del capital accionario de la compañía y se asoció con la estadounidense ABC para impulsar el negocio de la televisión en el país. Así nace oficialmente otra de las empresas de medios más importantes del país.
Desde sus inicios RCTV y Venevisión se vieron inmersos en una intensa competencia por el liderazgo, intercambiando o captando talento, creando programación innovadora y, sobre todo, amparándose en la fortaleza técnica y artística de las producciones estadounidenses, que emitían con gran éxito. El conocimiento sobre cómo hacer televisión en Venezuela era minúsculo en los años cincuenta: repito, era un invento reciente. La tecnología permitía emitir contenido estadounidense que llegaba a los canales en forma de películas terminadas y el cual sostenía las pocas horas de transmisión que los emisores ofrecían a la audiencia.
La fortaleza de la industria audiovisual norteamericana se mostró arrolladora ante la incipiente producción venezolana. Lo nacional se emitía en vivo, en estudios apenas acondicionados, con propuestas artísticas y técnicas no tanto cinematográficas sino más próximas a lo teatral. Lo "gringo" ofrecía una ventana al mundo sofisticada: se filmaba tanto en locaciones naturales como en estudio, y visibilizaba las promesas del desarrollo a una sociedad inmersa en un régimen dictatorial, con la esperanza de una modernización cercana.
En esta pugna inicial por las audiencias entre RCTV y Venevisión fue crucial el papel del talento y los técnicos traídos tanto de Estados Unidos como de Cuba, una influencia que arroparía la identidad de la televisión nacional por el resto del siglo XX, y cuya influencia alcanza incluso el siglo XXI. Por otra parte, distintas empresas multinacionales patrocinaban la programación de ambas cadenas, ofreciendo espacios exclusivos con el que asociaban sus marcas. El Observador Creole –el contenedor de noticias de actualidad de Radio Caracas – o la Telenovela Palmolive – espacio del teleteatro melodramático – son algunos ejemplos de estos patrocinios.
Fin de la primera parte